miércoles, 18 de mayo de 2011

STEVE JOBS Y EL CÁNCER

El tumor de Jobs fue descubierto en octubre de 2003. Se realizaba escáneres periódicos al abdomen debido a su historial de problemas intestinales cuando sus doctores advirtieron un crecimiento que resultó ser un tumor neuroendocrino de células islotes, una forma rara pero operable de cáncer pancreático. Con cirugía, su pronóstico de largo plazo era bueno. Pero Jobs prefirió tratar su tumor con una dieta especial, mientras se embarcaba en una exhaustiva exploración de enfoques alternativos. "Él esperaba encontrar una solución para evitar la cirugía", contaba un cercano. "No sé si realmente creyó que era posible. Lo que para nosotros parecía algo alternativo, para él era normal".

Un director de Apple, con doctorado en bioquímica, monitoreó el asunto para el directorio. É
l y otros directores trataron de persuadir a Jobs para que se hiciera la cirugía. "Había una preocupación genuina entre varios miembros del directorio, en el sentido de que no estaba eligiendo lo mejor para su salud", cuenta alguien de la compañía. "Pero Steve es Steve… Y puede ser muy tozudo".

Según los estándares de la ciencia médica, era un caso cerrado: no había más alternativa que la cirugía. "La cirugía es la única modalidad de tratamiento que puede poner cura", ha escrito el Dr. Jeffrey Norton sobre este tipo de cáncer pancreático. Fue justamente Norton, uno de los mayores expertos en este campo, quien llegaría a operar al CEO de Apple.

La cirugía a la que se enfrentó Jobs, conocida como el "procedimiento Whipple", es brutal y compleja. Dura seis horas e implica sacar partes del páncreas, del ducto biliar y los intestinos, y luego reconstruir el tracto digestivo. Pero es relativamente segura: la mortalidad es menor a un 5%.

Jobs postergó el procedimiento durante nueve meses, lo cual planteó el espinudo asunto de revelar la situación. Él le contó al directorio, y el directorio decidió no decir nada.

Al final, Jobs se hizo la cirugía, a fines de julio de 2004. Las fuentes de Fortune afirman que decidió hacerse la operación a principios de mes, porque un escáner reveló que el tumor había crecido. Si bien la cirugía fue un éxito, es imposible saber si la decisión de Jobs de postergar el procedimiento había aumentado el riesgo de que vuelva a contraer cáncer. En una entrevista, Norton calculaba que entre el 80% y 90% de los pacientes con la condición de Jobs sobrevivían al menos 10 años, pero advertía que las predicciones eran difíciles, porque el número de casos era muy pequeño.

Jobs nunca se ha referido al tema, excepto en una ocasión. En un discurso de junio de 2005, en la Stanford University, el cual fue publicado por Fortune, describió la secuencia de eventos: "Hace un año se me diagnosticó cáncer. Se me hizo un escáner a las 7.30 de la mañana, y claramente mostraba un tumor en mi páncreas… Los doctores me dijeron que era casi seguro que fuera incurable, y que no viviría más de seis meses… Esa tarde me metieron un endoscopio por mi garganta, a través de mi estómago, y me sacaron unas cuantas células del tumor. Estaba sedado, pero mi esposa que estaba conmigo me dijo que cuando los doctores vieron las células bajo el microscopio comenzaron a llorar, porque resultó ser una forma muy rara de cáncer pancreático que es curable con cirugía. Me hice la cirugía y, afortunadamente, ahora estoy bien".

Fue un gran discurso, simple y conmovedor, aunque dejaba la falsa impresión que Jobs supo de la enfermedad a mediados de 2004 y que inmediatamente se operó, cuando de hecho supo de ella en octubre de 2003. Al final, una combinación de un resultado feliz y un notable secreto sobre cuánto tiempo Apple había sabido que Jobs estaba enfermo minimizó cualquier crítica pública o los impactos sobre las acciones. "Steve se las arregló bien, y Apple nunca sufrió debido a ello", dice un empleado de la firma. "Hubiese terminado de manera diferente -gracias a Dios que no fue así- si mucha gente en Apple hubiese sabido lo que estaba pasando".



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